miércoles, 17 de enero de 2018

Salvajes ilustraciones de lo rudo y doloroso que puede ser el s*xo.


¿Qué gestos haces durante el sexo? ¿Alguna vez has visto los de tu pareja o los tuyos en un espejo? Si es así, probablemente sabes que estos pueden ser sumamente extraños. 

No son expresiones precisamente de alegría (como cuando saboreamos algo que nos encanta) ni tampoco de placidez (como cuando abrazamos a quien amamos). Se parecen más a una expresión de sorpresa, dolor y furia. ¿Por qué nos vemos así, si el sexo es algo tan placentero? 



Esto tiene una explicación científica: «El sentido común nos dice que la gente busca placer y evita el dolor. Pero eso no siempre es así: varias actividades implican dolor, incluyendo correr, masajes fuertes, tatuajes, piercings e incluso BDSM», explicó el investigador Jason McNabb para la BBC.

«El vínculo entre placer y dolor está profundamente arraigado en nuestra biología. Para empezar, todo el dolor hace que el sistema nervioso central libere endorfinas, proteínas que actúan para bloquear el mismo y trabajar de manera similar a los opiáceos como la morfina para inducir sentimientos de euforia», detalló. 


Asimismo, un estudio publicado por Research Gate reveló que –tras un estudio practicado a una decena de mujeres que llegaban al orgasmo– se encontró que más de 30 áreas del cerebro estaban activas, incluyendo las que estaban involucradas con el dolor.

Todo apunta a que el dolor "se siente bien"; ésta no es una contradicción ni una declaración sadomasoquista. Para casi cualquier persona, el placer y las sensaciones dolorosas van de la mano (aunque no lo notemos). Por ejemplo: desde comer algo muy picoso hasta hacer ejercicio, despierta en nosotros sensaciones que en primera instancia nos son dolorosas; sin embargo, ese dolor nos agrada y en el caso del sexo sucede algo muy similar. 


Como lo retomó Men’s Healt, en la Universidad Autónoma de Madrid se estudiaron, en el año 2011, 100 videos sexuales de voluntarios para analizar sus rostros al momento del clímax. A medida que la gente llegaba al orgasmo, comúnmente hacían estas expresiones faciales:

92 % cerró los ojos
67 % bajó sus mandíbulas
48 % frunció el ceño o bajó las cejas
44 % abrió los labios



a consabida frase de Woody Allen, «¿El sexo es sucio? Sólo si se hace bien» parece embonar como anillo al dedo al observar estas ilustraciones. Cada una nos muestra lo más íntimo, rudo y doloroso-placentero que puede llegar a ser un encuentro sexual destinado al orgasmo. Las ilustraciones tienen el poder de elevar nuestra imaginación hasta el límite; son una insinuación de formas que nos transportan a un tiempo y lugar preciso, en el cual las fronteras del placer se destruyen por completo.

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