sábado, 20 de enero de 2018

Fotografías de niñas gitanas que tienen que convertirse en mujeres a los 10 años.

Cada familia tiene sus propias tradiciones y sus propios códigos, ¿no es así?
Pero qué pasaría si alguno de nosotros perteneciera a un círculo gitano es algo que quizá no nos hemos preguntado con frecuencia; ni siquiera porque este grupo pertenece a nuestra misma cultura occidental y nos hemos nutrido ampliamente con sus costumbres. Hace muchos siglos una etnia que procedió de la India comenzó a migrar en muchos sentidos. Tomó sus ropas, sus instrumentos musicales y su fuerte temperamento para convertirse en un pueblo errante que encontró posibilidades de hogar en España, Francia, Inglaterra y posteriormente América; plagándonos de estilo y carácter en muy determinadas prácticas.

Música, comida y fiestas han sido los principales elementos que absorbió esa cultura de la que hablamos, pero también ocurrió así con mucho de su organización tanto vecinal como familiar; el punto central lo podemos observar en la manera cómo crían a los hijos y los roles que se les da a cada uno. Esa misma sorpresa que nos puede generar a algunos este acomodamiento social e íntimo de las personas en una comunidad gitana, que bien han traspasado fronteras en cuanto a las concepciones de lealtad, amor, género y poder en el mundo, también ha fascinado a la fotógrafa Lena Mucha.
lena mucha nina

lena mucha princesas

Lena es alemana y antropóloga, su gusto por la fotografía le ha llevado a retratar los cambios étnicos en ciertas regiones y las consecuencias que tiene la tradición en la figura humana; fue así como, viendo un poco más de cerca de los gitanos, se dio cuenta de muchas similitudes que guardamos con ellos, pero, sobre todo, del lugar que se le da a las niñas tanto en su cultura como en prácticamente el resto del mundo.

lena mucha ventana

lena mucha nina en cama

lena mucha familia

Claro ejemplo de ello es la serie que Lena hizo sobre la comunidad romaní a las afueras de Barcelona; un grupo gitano que se caracteriza por tener una población mayoritariamente joven (alrededor del 60 % tiene menos de 29 años) y en responsabilidad por el futuro de sus tradiciones. Quizá esto dé un poco de razón en cuanto a la preocupación central de una pequeña niña por ser bella y tener una familia, además de los jóvenes hombres que deben luchar día a día contra la discriminación para obtener un empleo, una mujer y continuar con sus vidas.

La verdad es que este aspecto es mucho más dramático en cuanto a su estructura patriarcal y de género, sí, gracias a una imposición milenaria del hombre sobre la mujer, pero también como una consecuencia de los estigmas sociales, racismos y exclusiones que el resto les imputamos. Si a un chico romaní no se le da la oportunidad de destacar en el ámbito que él quiera, ¿qué esperanzas tiene una niña que se sabe eternamente excluida?
lena mucha ella

lena mucha cabello

lena mucha bebe

El lugar de la mujer desde muy temprana edad es marcado por esta cultura obedeciendo a sus creencias y órdenes de acción; no obstante, éste se marca de manera mayormente abrupta si consideramos que, por ejemplo en ese pueblo gitano donde son tan jóvenes, a los niños no se les trata como tales, estos deben responsabilizarse de muchas cosas y además cargan con la presión de sostener su etnia como una contrarrespuesta al repudio que han vivido desde siempre.




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