El silencio. Ninguna mirada los persigue, ningún grito los asusta, ninguna ambición los desvela. Son los años más felices de su vida, los años pacíficos en que no tiene que dar respuestas. Pablo sigue soñando con puentes y minas, indeciso entre mirar el mundo desde arriba o mirarlo desde abajo. Mientras tanto le basta el calor de su piel, su presencia, la sombra vertical de su cuerpo, que, vista de reojo, es la manecilla de la brújula que lo orienta en el desierto. Matilda continúa acurrucada en sus ojos, dentro y fuera del mismo color: azul cielo. Los cuadros de su regocijo son muchos [...] el cuerpo de desnudo de Pablo tendido a su lado con todas las cicatrices a la vista. Una historia de amor. Sobre todas las cosas, el cielo imperturbable... '¿te dije alguna vez, Pablo, que soy feliz?'".
Basta una relación para sentir las emociones más puras, duraderas y hermosas. Una relación que nos lleve del cielo al infierno, del bienestar total a la tristeza más dolorosa, de las rutinas a los momentos de adrenalina que hacen vibrar a los involucrados. Esas relaciones amorosas son las que valen la pena porque cuando las perdemos, nos damos cuenta de todo lo que significaban, conocemos el verdadero sentido de dormir al lado de esa persona, de darle besos todas las mañanas, de cocinar juntos y las jugarretas más asquerosas que los hacían tan perfectamente iguales.
A veces dicen que la rutina acaba con las relaciones; sin embargo, esa rutina también es la culpable de que los lazos se estrechen tan profundamente. Afortunados aquellos que han amado con la profundidad que requiere darlo todo por otra persona, dichosos los que quisieran hundirse en los ojos de su amado para nunca más salir a la superficie, porque ellos, ellos son los que de verdad conocen el mundo, los que saben qué se siente amar, qué se siente ser parte del otro hasta que nos destroza el espíritu.
Diría Jorge Luis Borges que "uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única" y eso es lo que hace tan especial una relación con quien siempre será el amor de tu vida: los pequeños detalles que sólo puedes disfrutar a su lado, esas cosas que con alguien más serían incómodas o ni siquiera encontrarías la manera de poder hacerlo, porque el amor con esa intensidad sólo llega una vez, si saben afrontar la realidad seguramente estarán juntos de por vida y de no ser así, al menos el recuerdo permanecerá. ¿Cuántas de estas cosas han hecho tú y tu pareja en la intimidad y cuántas les faltan para forjar el lazo más fuerte que hayan tenido en sus vidas?
Contarse sus fantasías.
Oler las flatulencias mutuas.
Leerle el uno al otro.
[Te puede interesar: Libros para leer con tu pareja]
Leerle el uno al otro.
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Contarle acerca de tus fracasos.
Confesarle tus más grandes miedos.
Comer sin vergüenza.
Embarrarse los mocos.
Ver la serie ritual que los hace completamente felices siempre juntos.
Cuidar su sueño.
Darle un masaje.
Acariciar su cuerpo y lograr erizarle la piel.
Contar sus lunares.
Hablar de cosas sin sentido.
Bailar sin música.
Ver la serie ritual que los hace completamente felices siempre juntos.
Cuidar su sueño.
Darle un masaje.
Acariciar su cuerpo y lograr erizarle la piel.
Contar sus lunares.
Hablar de cosas sin sentido.
Bailar sin música.
Juego de cosquillas.
Quedarse hablando mientras el sueño los vence.
Besarse con gran pasión.
Hablar por horas completamente desnudos.
Bañarse juntos.
Intercambiar ropa.
Pasar todo el día empiernados.
Quedarse hablando mientras el sueño los vence.
Besarse con gran pasión.
Hablar por horas completamente desnudos.
Bañarse juntos.
Intercambiar ropa.
Pasar todo el día empiernados.
Utilizar el cepillo de dientes del otro.
Ver porno juntos.
Chupar o morder al otro y aparentar sentir asco.
Olerse.
Cortarse el cabello o acicalarse.
Cocinar algo que sólo les queda bien en equipo.
Cocinar algo que sólo les queda bien en equipo.
Enviarle al otro mensajes eróticos.
Escribirse una carta.
Llorar cuando el miedo o el coraje agobian.
Exprimirse los granos.
Estar horas sin hablar y no sentir algún tipo de incomodidad.
Comer en la cama.
Ocupar ciertas posiciones y lados en la cama.
Permanecer toda la noche hablando hasta el amanecer.
Ser torpes y reírse de ustedes.
Verse completamente al natural: sin importar el vello en las piernas.
Agarrar sus partes íntimas sin ningún motivo.
Consolar al otro mientras está derrotado.
No sentir asco del aliento matutino.
Contarse el origen de sus cicatrices físicas.
Privarse de risa en los momentos menos esperados y ser víctimas de las miradas ajenas.
Ver al otro "hacer del baño".
Ayudar a vomitar a la otra persona cuando la borrachera no lo permite.
Ponerse ebrios sólo los dos.
Dejar que te peine.
Cuidar al otro cuando se enferma.
Un baile erótico.
Y una que no puede faltar con las parejas más atrevidas: que uno se masturbe mientras el otro lo ve.
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