jueves, 25 de enero de 2018

18 dibujos eróticos sobre las fantasías s*xuales que sólo los más trastornados quisieran vivir.


Dibujos eróticos de Ion Birch sobre las fantasías sexuales para trastornados
«Si la locura es felicidad, ¡me declaro loco!»
Éstas son las palabras de un genio trastornado al que Lewis Carroll bautizó como Sombrerero Loco en 1865 y lo metió entre las páginas de su libro Alicia en el País de las Maravillas. En efecto, el susodicho hombre parece ir por la vida feliz de beber y beber té en compañía de una extravagante liebre en medio de un bosque cantando «¡Feliz, feliz no cumpleaños, a ti, a mí!»
Hay un detalle que Carroll decidió omitir en su célebre novela: las fantasías sexuales del Sombrerero Loco que plasmaba en dibujos en blanco negro hechos con granito sobre papel. Este detalle es una especie de capítulo perdido que durante varios años ha permanecido como una oscura leyenda pero que finalmente ve la luz aquí.
Lo que estás viendo son los dibujos que nuestro amigo el Sombrerero Loco llevó a cabo en la soledad de su habitación en un asilo para enfermos mentales. Fue encerrado ahí tras asesinar a su amiga la Liebre con la que tomaba el té. El Sombrerero tenía enfermas y desviadas fantasías en las que se veía a sí mismo convertido en un pene gigantesco que expulsaba abundantes descargas de semen en el cuerpo de múltiples amantes.
Los escenarios de las orgías que nuestro amigo imaginaba y dibujaba eran los jardines del asilo en los que se dedicaba a espiar a otras pacientes o a las enfermeras más jóvenes, imaginando que tenía sexo con ellas de manera desenfrenada e indiscriminada. En su imaginación, varias veces el Sombrerero Loco llegó a infectarse de enfermedades venéreas producto de sus alocados y descuidados encuentros con todo tipo de pacientes: desde aquellos que estaban postrados en las camas en estado vegetal, hasta los que estaban un poco más lúcidos para saber lo que llevaban a cabo
En su mayoría, las mujeres eran de senos enormes, caras libidinosas y gestos asquerosamente sexuales, invitándolo a invadir su intimidad hasta cien veces al día. El Sombrerero babeaba cada vez que entraba en la intimidad de sus compañeras de asilo y su semen brotaba de su pene. A su alrededor, los demás pacientes festejaban con gritos y escupitajos el festín de sexo alocado y poco cuerdo que se desarrollaba ante su mirada perdida y vacía.
El Sombrerero no dejaba de imaginar todo aquello y plasmarlo en una imagen tras otra sobre el papel. De manera compulsiva, día con día los dibujos se apilaban sobre su mesa y los psiquiatras que los analizaban quedaban tan fascinados que se los llevaban a sus celdas para masturbarse compulsivamente con ellos. Tanta era la lujuria en los trazos de los dibujos de aquel paciente que jamás saldría al mundo exterior. A veces los mismos doctores en persona iban a la celda del paciente artista para pedirle que dibujara a tal o cual enfermera o paciente para tener una imagen de ellas desnudas. Los doctores a veces estaban más enfermos que los mismos reclusos…
Éstos son entonces los dibujos de aquella alma trastornada a la que Lewis Carroll bautizó como Sombrerero Loco, el pobre pervertido que tenía retorcidas fantasías sexuales que sólo cumplía a través de sus dibujos. Finalmente, estar loco no sólo es divertido sino liberador. Pocos lectores de Alicia en el País de las Maravillas podrían haber imaginado la desdichada necesidad de este individuo por dibujar semejantes desvaríos de una exquisita calidad y un deliciosos contenido.

Todos los que llevamos a un demonio pervertido en nuestro interior festejamos que este arte exista y que pueda llegar a ojos de miles de lectores, como tú, pequeño pervertido que le diste clic a este texto para saciar tus instintos masturbatorios.




Los dibujos hechos con grafito sobre papel que te acompañaron a lo largo de esta galería no pertenecen al Sombrerero Loco (eso fue un invento del pervertido escritor de este texto). Son producto de la mente enferma y sexualmente activa del artista Ion Birch, nacido en los Estados Unidos en 1971. A través de su arte nos enseña que la sexualidad muchas veces se mueve también en los territorios de la locura. Sumérgete a profundidad en sus dibujos por medio de su cuenta de Instagram.





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